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47. Noticias. Juanjo, al Cielo

   

Parla, Madrid, 21 de octubre, 2015


  •      El Hermano Juan José Díez Benito, al Cielo



Dios crea a las personas una a una, con divino cariño, que nos sobrepasa y siempre nos quedaremos cortos por más que imaginemos ese cariño infinitamente magno. Con todo mimo. Como si se tratara de la única que crea. Poniendo toda su ilusión eterna en que le acepte como su Creador, Dios y Padre.

Esto no es fácil de ver. 

Pero en personas como nuestro hermano Juan José Díez Benito es menos difícil la aproximación al diseño.

El que fuera Juanjo alumno ejemplar de un centro tan logrado como el Colegio lasaliano de Santa Susana, en Madrid, a raíz de la Guerra, regado con la sangre de cuatro de sus maestros mártires, ya era un adelanto de espléndida aurora divina y lo daba a entender. Dios, que le había hecho nacer en una ejemplar familia cristiana, quería particularmente mucho a Juanjo al llevarlo a Santa Susana.

Un buen día Dios le miró a los ojos y le llamó para Hermano de las EE. CC. El consintió de grado. Le siguió. Y, como en los tiempos de San Bernardo, se fue a llamar a las puertas de la Salle, a Griñón,  con otros siete compañeros de colegio, todos a una.
Allí estudio, alabó a Dios, fue feliz y sufrió, aprendió la pedagogía de La Salle, que honraría con su docencia posterior.

Ya de esa primera etapa de su vida sus compañeros de estudios, nosotros, nos decíamos, ellos y nosotros, que a Juanjo le chorreaba la gracia bautismal, que era la pura inocencia y ya adivinábamos lo que luego su larga vida nos ha venido confirmando, que iba a conservar de por vida el niño grande que fue, niño bueno perpetuo. Muy maduro, sabio, artista, doctor en pedagogía, paladín de la educación personalizada en Escombreras, Cartagena, España; en Bomudi, Guinea Ecuatorial; en Bolivia, en el ambicioso proyecto “Cien más”; en el Centro Universitario de Aravaca, Madrid… y descendiendo a humildes rincones de menor relumbre, en el barrio de San Fermín, Madrid, obra socioeducativa de Alucinos, con chavales del barrio, con inmigrantes, con drogo-dependientes…; en Agüimes, Canarias, con alumnos difíciles; en la opaca penumbra manchega de Corral de Almaguer, con personas discapacitadas…

Siguió a buen paso al egregio De la Salle, al educador fundador Padre Poveda, a Faure… Se lo pedía su alma espléndida y de gran horizonte. 

Creó mil cosas de detalle que desconocemos y, por citar sólo una de gran fuste educativo, la Casa del Maestro, en Aravaca,  lugar de encuentro común  para profesores y estudiantes.

La biografía completa del Hermano Juanjo – retrato y etopeya- nos la darán sus HH. de las EE.CC. La esperamos. Abundará en lo que aquí acabamos de apuntar y lo enriquecerá.

Quizá si nos asoman a sus adentros, nos descubran la cruz que con tanto garbo llevó casi de por vida. Dios le quería mucho y permitió que las “desviaciones espirituales” de los hombres de Dios de entonces -siempre habrá desviaciones-  le produjeran una herida que le hacía sangre en su espíritu (a San Pablo fue “un aguijón en la carne”, del que Dios no quiso librarle). Difícil es pensar que una limitación, una crucecita, venga del Cielo. Nuestro hermano la llevó con el mejor garbo cristiano. Ante esta merma, su figura se nos agranda y nos rendimos y le damos gracias al Cielo por el regalo que nos hizo con darnos a Juanjo y haber podido entender mejor a Dios, a través de su persona de gran niño maestro, vida llena y doliente cruz al hombro.
                                                                                                                 Carlos Urdiales Recio
         


Algunas contestaciones al hecho de que

·        FUE PROFESOR DE MUCHOS DE NOSOTROS…

De Juan  José, nuestro hermano mayor, recuerdo tres cosas: sus hombros alzados, sus guiños nerviosos y sus oídos dispuestos a la escucha. Siempre le vi cercano, amable y presto a ayudar. Dios lo tenga en su gloria; seguro que nos echará una mano y nos brindará una vez más su franca sonrisa cuando –otra vez novatos- nos vea aparecer.
Ángel Hernández Expósito


Cuando Juanjo se jubiló en la Escuela Universitaria de Aravaca, se acercó a nuestro proyecto de Alucinos La Salle, en el Barrio de San Fermín. Las señoras, muchas de ellas en proceso de desintoxicación, fueron sus mejores amigas. Las inició en el dibujo, por allí tenemos algunos óleos... Imágenes que nos dejan el buen recuerdo de este hombre tan fino y delicado.
José Fermín Gallego


Fue profesor mío también. Alegría perenne, salud delicada pero absoluta abnegación, colosal dibujante y excelente director de las obras de teatro que interpretábamos...
Y, de la saga de Santa Susana a la que tú y yo pertenecemos... 
Ya está participando de Dios, eternamente, Carlos.
Gerardo García Nieto

Lo tuve como algo más que profesor. Juan José dirigió nuestras obras de teatro en Granada. Su risa sencilla, espontánea, fresca -mensajera de alegre juventud y candor infantil- me impactó. Admiraba su facilidad para improvisar cualquier cosa: escenarios, utilerías..., máxime cuando no teníamos nada. 
Juan José no me dio clases, me dio un sentido jubiloso de la vida.
Gracias, amigo, por habernos acompañado en aquellos días. 
Gracias, mi Dios, por estas sentidas lágrimas que me arranca el recuerdo cariñoso de este excelente hijo de la Salle, compañero y educador nuestro. 
Fernando Ruiz Aragón


 Tengo pena y tristeza.  He sentido y siento como un punzazo en el alma  la desaparición del Hno. Juan José.
No tuve la suerte de que me diera clase. Pero en aquel lejano curso 1957-58, en la Granada con vivencias de ensueño adolescente, me marcó, sin saberlo él, por su sencillez, por su cercanía, por su bondad natural, por su sonrisa de acogimiento...un referente de "ser Hermano" y un referente de vida.
Me eligió para participar en algunas obras de teatro como " La estatua de Pablo Anchoa", "Murió hace 15 años"," Los 4 Robinsones" etc... (Galería salesiana, Muñoz Seca). Se metía en los personajes y de manera magistral nos dirigía con su intuición, su entusiasmo y su buen hacer.
Su persona y su espíritu siempre han cabalgado conmigo en la soledad de mi interior y seguirán cabalgando hasta que Dios quiera.
Descansa en paz  querido H. Juan José.
José Ramón García Soriano

Casa del Maestro. Aravaca.
Fue, el entonces H. Miguel Gabriel, la persona que más admiré durante el corto período que lo tuve de profesor en el escolasticado. Dejó en mi memoria recuerdos y emociones que todavía me invitan a mirar por encima de lo cotidiano. Él, cercano y bondadoso, fue mi mejor padrino en el comienzo de mi pintura porque mediaba con el director para que no me escasearan los materiales para pintar al óleo. Recuerdo también que me pidió que le ilustrara la tesina que debía entregar tras su licenciatura en pedagogía, siendo un placer para mí atenderlo. 
Fue ese hombre pleno y redondo en santas virtudes y humanas cualidades a las que unía su sonrisa fresca y franca. Por ello se me hizo entrañable e inolvidable.
Diego Coca
            

Memoria de Juanjo Díez. Juanjo: En la  Casa del Maestro, de Aravaca , / sólo se respiraba /  ausencia, cierta desolación. / Por la Avenida de los Maestros, / tantas veces  por ti transitada, / reinaba el silencio./ Tan sólo los cedros, / testigos del tiempo y de tus afanes, / susurraban tu nombre:/ “Juanjo, hermano, amigo, Maestro”.

Teódulo


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