Parla, Madrid, 21 de octubre, 2015
- El Hermano Juan José Díez Benito, al Cielo
Dios crea a las personas una a una,
con divino cariño, que nos sobrepasa y siempre nos quedaremos cortos por más
que imaginemos ese cariño infinitamente magno. Con todo mimo. Como si se
tratara de la única que crea. Poniendo toda su ilusión eterna en que le acepte
como su Creador, Dios y Padre.
Esto no es fácil de ver.
Pero en personas como nuestro
hermano Juan José Díez Benito es menos difícil la aproximación al diseño.
El que fuera Juanjo alumno ejemplar
de un centro tan logrado como el Colegio lasaliano de Santa Susana, en Madrid,
a raíz de la Guerra, regado con la sangre de cuatro de sus maestros mártires,
ya era un adelanto de espléndida aurora divina y lo daba a entender. Dios, que
le había hecho nacer en una ejemplar familia cristiana, quería particularmente
mucho a Juanjo al llevarlo a Santa Susana.
Un buen día Dios le miró a los ojos
y le llamó para Hermano de las EE. CC. El consintió de grado. Le siguió. Y, como
en los tiempos de San Bernardo, se fue a llamar a las puertas de la Salle, a
Griñón, con otros siete compañeros de
colegio, todos a una.
Allí estudio, alabó a Dios, fue
feliz y sufrió, aprendió la pedagogía de La Salle, que honraría con su docencia
posterior.
Ya de esa primera etapa de su vida
sus compañeros de estudios, nosotros, nos decíamos, ellos y nosotros, que a
Juanjo le chorreaba la gracia bautismal, que era la pura inocencia y ya
adivinábamos lo que luego su larga vida nos ha venido confirmando, que iba a conservar
de por vida el niño grande que fue, niño bueno perpetuo. Muy maduro, sabio,
artista, doctor en pedagogía, paladín de la educación personalizada en
Escombreras, Cartagena, España; en Bomudi, Guinea Ecuatorial; en Bolivia, en el
ambicioso proyecto “Cien más”; en el Centro Universitario de Aravaca, Madrid… y
descendiendo a humildes rincones de menor relumbre, en el barrio de San Fermín,
Madrid, obra socioeducativa de Alucinos, con chavales del barrio, con inmigrantes,
con drogo-dependientes…; en Agüimes, Canarias, con alumnos difíciles; en la
opaca penumbra manchega de Corral de Almaguer, con personas discapacitadas…
Siguió a buen paso al egregio De la
Salle, al educador fundador Padre Poveda, a Faure… Se lo pedía su alma
espléndida y de gran horizonte.
Creó mil cosas de detalle que
desconocemos y, por citar sólo una de gran fuste educativo, la Casa del
Maestro, en Aravaca, lugar de encuentro común para profesores y estudiantes.
La biografía completa del Hermano
Juanjo – retrato y etopeya- nos la darán sus HH. de las EE.CC. La esperamos.
Abundará en lo que aquí acabamos de apuntar y lo enriquecerá.
Quizá si nos asoman a sus adentros,
nos descubran la cruz que con tanto garbo llevó casi de por vida. Dios le
quería mucho y permitió que las “desviaciones espirituales” de los hombres de Dios de entonces -siempre habrá desviaciones- le
produjeran una herida que le hacía sangre en su espíritu (a San Pablo fue “un
aguijón en la carne”, del que Dios no quiso librarle). Difícil es pensar que
una limitación, una crucecita, venga del Cielo. Nuestro hermano la llevó con el mejor
garbo cristiano. Ante esta merma, su figura se nos agranda y nos rendimos y le damos
gracias al Cielo por el regalo que nos hizo con darnos a Juanjo y haber podido
entender mejor a Dios, a través de su persona de gran niño maestro, vida llena y
doliente cruz al hombro.
Carlos
Urdiales Recio
Algunas
contestaciones al hecho de que
·
FUE PROFESOR DE MUCHOS
DE NOSOTROS…
De Juan José, nuestro hermano mayor, recuerdo tres
cosas: sus hombros alzados, sus guiños nerviosos y sus oídos dispuestos a la
escucha. Siempre le vi cercano, amable y presto a ayudar. Dios lo tenga en su
gloria; seguro que nos echará una mano y nos brindará una vez más su franca
sonrisa cuando –otra vez novatos- nos vea aparecer.
Ángel Hernández Expósito
Cuando Juanjo se jubiló en la
Escuela Universitaria de Aravaca, se acercó a nuestro proyecto de Alucinos La
Salle, en el Barrio de San Fermín. Las señoras, muchas de ellas en proceso de
desintoxicación, fueron sus mejores amigas. Las inició en el dibujo, por allí
tenemos algunos óleos... Imágenes que nos dejan el buen recuerdo de este hombre
tan fino y delicado.
José Fermín Gallego
Fue
profesor mío también. Alegría perenne, salud delicada pero absoluta abnegación,
colosal dibujante y excelente director de las obras de teatro que
interpretábamos...
Y, de
la saga de Santa Susana a la que tú y yo pertenecemos...
Ya está
participando de Dios, eternamente, Carlos.
Gerardo García Nieto
Lo tuve como algo más que profesor. Juan José dirigió nuestras obras de teatro en
Granada. Su risa sencilla, espontánea, fresca -mensajera de alegre juventud y
candor infantil- me impactó. Admiraba su facilidad para improvisar cualquier
cosa: escenarios, utilerías..., máxime cuando no teníamos nada.
Juan José no
me dio clases, me dio un sentido jubiloso de la vida.
Gracias,
amigo, por habernos acompañado en aquellos días.
Gracias, mi
Dios, por estas sentidas lágrimas que me arranca el recuerdo cariñoso de este
excelente hijo de la Salle, compañero y educador nuestro.
Fernando Ruiz Aragón
Tengo pena y
tristeza. He sentido y siento como un punzazo en el alma la
desaparición del Hno. Juan José.
No
tuve la suerte de que me diera clase. Pero en aquel lejano curso 1957-58, en la
Granada con vivencias de ensueño adolescente, me marcó, sin saberlo él, por su
sencillez, por su cercanía, por su bondad natural, por su sonrisa de acogimiento...un
referente de "ser Hermano" y un referente de vida.
Me eligió para participar en algunas obras de teatro como " La estatua de Pablo Anchoa", "Murió hace 15 años"," Los 4 Robinsones" etc... (Galería salesiana, Muñoz Seca). Se metía en los personajes y de manera magistral nos dirigía con su intuición, su entusiasmo y su buen hacer.
Me eligió para participar en algunas obras de teatro como " La estatua de Pablo Anchoa", "Murió hace 15 años"," Los 4 Robinsones" etc... (Galería salesiana, Muñoz Seca). Se metía en los personajes y de manera magistral nos dirigía con su intuición, su entusiasmo y su buen hacer.
Su
persona y su espíritu siempre han cabalgado conmigo en la soledad de mi
interior y seguirán cabalgando hasta que Dios quiera.
Descansa
en paz querido H. Juan José.
José Ramón García
Soriano
Casa del Maestro. Aravaca. |
Fue, el
entonces H. Miguel Gabriel, la persona que más admiré durante el corto período
que lo tuve de profesor en el escolasticado. Dejó en mi memoria recuerdos y
emociones que todavía me invitan a mirar por encima de lo cotidiano. Él,
cercano y bondadoso, fue mi mejor padrino en el comienzo de mi pintura porque
mediaba con el director para que no me escasearan los materiales para pintar al
óleo. Recuerdo también que me pidió que le ilustrara la tesina que debía
entregar tras su licenciatura en pedagogía, siendo un placer para mí
atenderlo.
Fue ese
hombre pleno y redondo en santas virtudes y humanas cualidades a las que unía
su sonrisa fresca y franca. Por ello se me hizo entrañable e inolvidable.
Diego Coca
Memoria de Juanjo Díez. Juanjo:
En la Casa del Maestro, de Aravaca , / sólo se
respiraba / ausencia, cierta desolación. / Por la Avenida de los Maestros, / tantas veces por ti transitada, / reinaba el silencio./ Tan
sólo los cedros, / testigos del
tiempo y de tus afanes, / susurraban
tu nombre:/ “Juanjo, hermano, amigo,
Maestro”.
Teódulo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Envíanos tus comentarios