¡DUENDE? ¿ALMA?: ¡MISTERIO EN
TODO!
CUR, POR QUÉ Y ÁRBOL
Y puesto que misterio hay
en todo (que no hay cosa que miremos, toquemos
o de la que jamás tendremos noticia en la que no palpite en sus adentros
el misterio), salgamos como Diógenes, tea en mano, prendida, esta vez no en
busca del hombre, sino en busca del misterio, de todo misterio.
¿Que cuál es el hacha que
hemos de llevar en alto encendida mientras preguntamos por el misterio de todo aquello
con lo que tropecemos? Nuestra tea tiene tres letras. Puede que tenga más,
según el idioma de la pregunta. En latín, serían tres: CUR? (= ¿Por qué?)
El filósofo con el que nos
nacieron nos lleva a preguntar sin descanso ante toda realidad el porqué, piqueta que no descansa hasta dar con
la entraña del misterio. Ante él caemos de rodillas.
- ¿Que lo primero que se
pone en nuestro camino es un árbol?
- Lanzamos nuestro cur, nuestro porqué, preguntamos:
¿Por qué alarga sus ramas
el árbol y las robustece de modo que se posen en ellas y canten como locos los
pájaros de la tarde y con las hojas verdes y leves de peso ni los veamos?
Cur?: ¿por qué?
¿Por qué el gorjeo de los
pájaros a la caída de la tarde, sin falta, que atruenan los espacios,
estremecen el viejo tronco del árbol y en sacudida eléctrica alegran sus raíces?
Cur?: ¿por qué?
¿Por qué en el otoño
amarillo se le caerá al árbol el oro de sus hojas? ¿Por qué se quedará
alfombrado el suelo y harán corro y círculo las hojas secas alrededor del
tronco, como cubriendo el suelo con una manta ante el invierno que llega?
Cur?: ¿por qué?
¿Por qué ha de quedarse sin
canciones, sin hojas y para mis ojos las ramas del árbol no pasar de gigantes manos
sarmentosas que piden clemencia al cielo hasta que llegue abril y que vuelvan
los pájaros?
Cur?: ¿por qué?
¿Por qué no aparecerá un
buen día junto al árbol un cartelito que
nos avise y diga: Mañana es primavera?
Cur?: ¿por qué?
Ramiro Duque de Aza
Maestro. Profesor de Teoría del conocimiento
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