7 Creación de los Nuevos Tercios de la Mar Océano
Carlos I de España y V de Alemania,
creador del primer imperio global en la Historia de la Humanidad, comprendió
muy pronto la urgente necesidad que tenía de dominar mares y océanos, si quería
conservar y administrar las tierras
que bañaban sus dominios.
Para ello no solo debía contar con un
ejército terrestre preparado y puesto al
día, ya en marcha con su proyecto de los Tercios Viejos, sino emprender
paralelamente las acciones oportunas para conseguir el dominio del mar mediante
una buena Flota Armada, gobernada por marinos competentes y con soldados especializados
en el ataque de naves enemigas, en las
técnicas del abordaje, del desembarco y del asedio y conquista de bastiones y
puertos fortificados del enemigo, así como
en la protección de sus convoyes comerciales interoceánicos.
El Imperio Otomano de Estambúl bajo
el mando de Soleimán el Magnífico y sus aliados berberiscos y corsarios norteafricanos, amenazaban
constantemente, con acciones puntuales de una guerra no declarada, el comercio
y las comunicaciones mediterráneas del emperador Carlos I. Era de prever, a la
corta o a la larga, una gran confrontación entre ambos imperios y el emperador cristiano
determinó, desde los primeros años de su reinado, irse preparando con
hombres y navíos para tan singular combate naval, que en efecto,
llegaría el 7 de octubre de 1571, día en que ambas potencias medirán sus
fuerzas en la Batalla de Lepanto,
calificada por el genio de las letras españolas, Miguel de Cervantes Saavedra,
como "la más alta ocasión que vieron los siglos pasados,
los presentes, ni esperan ver los venideros".
En consecuencia en 1537 Carlos I de
España ordenó a su Virrey de Nápoles, García de Toledo, que eligiera y entrenara
en su Escuadra de la bahía de Nápoles a algunas “Compañías de los Tercios
Viejos”, hasta especializarlas en el abordaje, la lucha marina y el
desembarco en previsión de futuros combates navales.
Sus ejercicios serían principalmente
la defensa del barco en que navegaban,
las técnicas del abordaje sobre naves enemigas, el desembarco en playas
solitarias o enemigas, el
establecimiento de cabezas de puente y la defensa y ataque de bastiones y
puertos enemigos.
En el Atlántico, el comercio marítimo entre España
y sus posesiones de ultramar, sufría
también una gran inseguridad ante las
emboscadas y ataques constantes de los piratas y corsarios ingleses, holandeses
y franceses. El emperador pretendía también poner remedio a estos males
utilizando las nuevas compañías que, una
vez entrenadas y preparadas, escoltarían
sus barcos mercantes en las flotas de ultramar.
Así nacieron las primeras compañías
de los “nuevos tercios de la mar océano”.
7.1 Las Escuadras del Imperio español
En el siglo XVI cada uno de los Reinos
españoles con costas y puertos marítimos contaba con una escuadra para vigilar su
litoral, perseguir a corsarios y piratas y evitar las rafias y desembarcos enemigos.
Las principales escuadras para la
debida vigilancia de costas y rutas comerciales eran:
En el Mediterráneo:
La
Escuadra de galeras de España. La
creó y dirigió D. Álvaro de Bazán, “el Viejo”, padre del famoso marino Marqués de Santa Cruz. Contaba
con 10 galeras y 1 bergantín. Para el sitio de Túnez de 1535, aportaba ya 15 galeras.
La Guardia de
las costas del Reino de Granada. Se constituyó en 1529, y la formaban
8 galeras y 2 bergantines armados todos ellos con la suficiente
artillería.
20 galeras de
Andrea Doria. En 1528, el Reino de España, alquiló su flota al famoso marino genovés para la defensa de los puertos y costas de la Península.
La Escuadra
de galeras del Reino de Nápoles. En
1535, García de Toledo, virrey de Nápoles, fue el creador de esta escuadra.
Desde 1537, por
órdenes del emperador comenzaron a formarse algunas compañías con soldados elegidos entre los Tercios Viejos con base
en Italia para ser entrenados en sus navíos. Se les llamó por ello “Los Tercios del Mar embarcados”.
La Escuadra de galeras de Nápoles pasó a ser así una de las bases navales más
importantes y modernas de Europa para el entrenamiento del nuevo tercio español.
La Escuadra
de galeras de Sicilia existía ya
por estas fechas con 10 galeras.
4 galeras más defendían especialmente los intereses comerciales y
marítimos de los puertos de Cataluña, Valencia, Baleares, Cerdeña y sus mares
correspondientes.
En el Atlántico:
Escuadras del
Cantábrico. En las costas
cantábricas existía una eficiente y fuerte escuadra con puertos importantes en
el País Vasco, Cantabria, Asturias y La Coruña para la defensa de sus
territorios y protección del tráfico comercial atlántico.
La Flota de
Indias. Creada por una Ordenanza
de 1543. Se organizaron dos rutas transoceánicas
anuales, protegidas y custodiadas: la llamada Ruta de Nueva España que partía de Sanlúcar de Barrameda hacia
las Antillas Mayores. De allí se encaminaba a Vera Cruz, en Méjico y
descargadas y cargadas de nuevo, las naves volvían al puerto de Sevilla
remontando el Guadalquivir.
El segundo viaje
anual, denominado De Tierra Firme, iba directamente a las pequeñas Antillas desde donde continuaba
viaje rumbo hacia Panamá, entre julio y
agosto.
Las caravanas en un
sentido y en otro estaban formadas por unos 30 ó 35 navíos de carga de los que
al menos dos debían ser galeones muy bien artillados: 4 cañones de hierro, 8 de
bronce y 24 piezas menores y decenas de tercios arcabuceros, especializados en
defensa y ataque de naves enemigas.
Todas las naves de carga que formaban parte del
convoy iban también artilladas con 2 ó 3 cañones y numerosos tercios
arcabuceros y diversas armas blancas.
7.2 Creación de los
nuevos Tercios Navales: el de la Mar en Nápoles, El Tercio de la Armada del Océano
y el Tercio de Galeras en Sicilia
En Nápoles fueron los mandos de los
Tercios Viejos quienes seleccionaron, organizaron y constituyeron el nuevo “Tercio embarcado” o “Tercio de la Mar”.
Felipe II, apoyándose en los “Tercios
embarcados” creados por el
emperador Carlos, su padre, creó
definitivamente los nuevos Tercios Marinos en 1566:
Este año mediante un real decreto, desarrolló el
concepto actual de Fuerza de Desembarco, es decir, la proyección del poder
naval sobre la costa, creando en ese mismo año los 3 nuevos tercios: el Tercio Nuevo de la Mar en Nápoles, el Tercio de la Armada del Mar Océano y el Tercio de Galeras en Sicilia. Más adelante, en 1571, creó un
cuarto, el Tercio Viejo de la Mar Océano
y de Infantería Napolitana.
Así se gestó y nació para la historia “el
primer cuerpo de Infantería de Marina” de la era moderna, iniciado por Carlos I
en 1537 y constituido por Felipe II en
1566.
En ellas combatió, como infante de marina de los
tercios del mar, el más ilustre y
heroico literato de las letras españolas, Miguel de Cervantes Saavedra, miembro
del Tercio de la Marina, bajo el mando del capitán Manuel Ponce de León, en el Tercio de Granada de Lope de Figueroa.
Participó heroicamente en la batalla naval de Lepanto según consta en sus
crónicas:
“Cuando se
reconosció el armada del Turco, en la dicha batalla naval, el dicho Miguel de
Cervantes estaba malo y con calentura, y el dicho capitán... y otros muchos
amigos suyos le dijeron que, pues estaba enfermo y con calentura, que estuviese
quedo abajo en la cámara de la galera; y el dicho Miguel de Cervantes respondió
que qué dirían de él, y que no hacía lo que debía, y que más quería morir
peleando por Dios y por su rey, que no meterse so cubierta, y que con su
salud... Y peleó como valiente soldado con los dichos turcos en la dicha
batalla en el lugar del esquife, como su capitán lo mandó y le dio orden, con
otros soldados. Y acabada la batalla, como el señor don Juan supo y entendió
cuán bien lo había hecho y peleado el dicho Miguel de Cervantes, le acrescentó
y le dio cuatro ducados más de su paga... De la dicha batalla naval salió
herido de dos arcabuzazos en el pecho y en una mano, de que quedó estropeado de
la dicha mano”.
Se curó en el hospital de Messina, pero
su mano izquierda quedó anquilosada y por eso será conocido como el “Manco de
Lepanto”.
Curado, aún tomó parte en las Expediciones
navales de Navarino (1572), Corfú, Bicerta y Túnez, en 1573.
7.3 Diferentes barcos de la Armada
española del siglo XVI
Galeón, barco típicamente español del
siglo XVI, originariamente de carga pero artillado con muchos cañones y bien preparado
con arcabuceros especializados en el abordaje desde mediados del siglo XVI. El
Galeón se convertía en una nave poderosa
en batallas marítimas y muy bien
preparada para luchar contra corsarios y
piratas.
El
galeón fue el barco ideal para el siglo XVI, pues competía en carga con la nao
y en velocidad y maniobrabilidad con la carabela, usada hasta entonces en
viajes de exploración y comercio. Se movía por la acción del viento en su
poderoso velamen. Su capacidad de carga y armamento era muy superior a las
galeras que solían actuar en el Mediterráneo.
Artillado, se convertía en un poderoso navío de guerra pues podía llevar un gran
número de cañones y soldados.
La artillería se distribuía en filas a
ambos costados de popa y proa. La borda quedaba a una altura sobre la línea de
flotación que dificultaba grandemente su abordaje por parte del enemigo
Como buque de escolta era el barco ideal
para ser utilizado por la escuadra del Mar Océano frente a piratas y corsarios y
participó en las grandes batallas
navales del Mediterráneo y en las luchas de Argel y Túnez.
Había también galeones “agaleados” que
disponían también de remos para aumentar su velocidad y maniobrabilidad.
El armamento artillero se montaba sobre
ambas bandas, en unos portillos sobre la
cubierta superior o en la primera cubierta y oscilaba entre 50 cañones y los 16
que se montaban al principio.
Su desplazamiento variaba entre 800 y
1000 toneladas.
La
carabela, Una embarcación alta, larga
y ligera. Con tres mástiles. Usada por Cristóbal Colón para descubrir las
tierras de América.
Réplica
de las carabelas usadas por Colón en el descubrimiento de América, expuesta en
la Exposición de Sevilla, 1992.
La
galera. Por su gran capacidad de
carga era la preferida para las rutas comerciales mediterráneas. Se movía por la fuerza de los remos con
opciones de ayudarse también con la vela. Debidamente artillada este tipo de
barco constituyó el grueso de embarcaciones en la gran batalla naval de
Lepanto, en 1571, contra el Imperio Otomano.
La galera era un barco de carga muy usado
y por ello movido principalmente por remos para no depender de la fuerza del viento. Los
grandes criminales o prisioneros de guerra, eran “condenados a remar en galeras”
hasta redimir sus condenas.
La
galera. Durante siglos fue el barco más usado para el transporte en aguas
mediterráneas, sin apenas modificaciones. Ágil y veloz, dotado con una quilla
dura y cortante, era capaz de causar daños irreparables al adversario.
La galeaza,
con un solo mástil y pocos remeros;
solía ir armada con tres cañones y varios pelotones de arcabuceros.
Galeaza veneciana, hacia 1560. Esta nave salió de los
astilleros de Venecia hacia 1530. Podía llevar entre gente de mar y arcabuceros
hasta 500 personas. Fue una de las naves con mayor potencia de fuego artillero.
Desplazaba unas 1.500 toneladas. 6 galeazas constituían la vanguardia cristiana
en la batalla de Lepanto.
El
bergantín, embarcación de dos palos,
el mayor y el trinquete. Apareció a
mediados del siglo XVI. Dotado de un gran velamen, con una gran vela cuadrada y
otra de cuchillo, era muy veloz y ágil. Movido por 10 ó 15 remos por cada banda y armado con unos 20
cañones de mediano calibre. En él se embarcaban los arcabuceros que solían
actuar de exploradores en una cabeza de puente o desembarco playero.
“Con diez cañones por banda,
Viento
en popa a toda vela
no corta el mar sino vuela
mi velero bergantín”…
(José de Espronceda, 1840)
Bergantín:
embarcación a vela. Podía ir armado con
10 y hasta 18 cañones y muy excepcionalmente con 24. La tripulación la
formaban unos 30 marinos y podía admitir hasta un centenar de soldados del
tercio dispuestos al abordaje o hundimiento del barco enemigo. Era un barco muy
usado en la vigilancia costera.
La nao era una
nave de transporte dotada de castillo de popa. Una vez artillada, se convertía
fácilmente en un barco de ataque y destrucción de otros navíos. En los siglos
XIV, XV, XVI y XVII en castellano nao era
el sinónimo de nave.
Son muy nombradas y conocidas la nao
de “Santa María” de Cristóbal Colón y
la nao “Victoria” de Fernando de
Magallanes.
Nao de Santa María, nave capitana de la expedición de Cristóbal Colón que
descubrió el nuevo continente americano.
La carraca, usada
en el transporte de mercancías entre puertos cercanos. En tiempo de guerra podía también armarse con cañones y
tropa de infantería. Las carracas tenían un casco ligeramente redondeado. Incorporaban tres palos, el
trinquete, el mayor con velas cuadradas y el mesana con vela triangular. Los
cañones estaban situados en 3 hileras a popa del palo mayor y 2 hileras en el castillo de proa.
Modelo de la carraca portuguesa , armada con
3 hileras de cañones.
Lanchas y chulapas de desembarco que, transportadas a bordo de barcos mayores, se lanzaban
al agua para favorecer el desembarco de los Tercios de Mar.
7.4 Armamento de los barcos
Los tercios embarcados se regían
por las mismas normas, tenían la misma
estructura en su cadena de mandos y usaban las mismas armas que los tercios viejos de Italia o los creados en Flandes, pero cada uno se
ejercitaba con dedicación y entusiasmo en la especialidad que les había
originado.
En los cañones navales se usaban las
llamadas bolas atadas, dos bolas de
hierro unidas por una cadena que al dar en los palos del velamen de las naves
enemigas, las quebraban y arruinaban, dificultando grandemente el gobierno de la nave.
El alcance teórico de las balas
disparadas era de unos 800 a 1200 m como máximo, aunque el mayor efecto se
conseguía al disparar desde unos 400 m.
La frecuencia de disparo frente al enemigo era entre cuatro y seis disparos
por hora y debían ser siempre tiros rasantes que rompieran el velamen o
impactaran sobre el casco del barco enemigo. Eran muy temidas también las teas
incendiarias.
(Continuará)
JOSÉ MANUEL GUTIÉRREZ BRAVO
Maestro, doctor en Historia,
Exdirector de la Universidad Laboral
de Toledo
Villanueva de la Peña 12 de
abril de 2017
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