14 GRANDES MAESTRES DE
CAMPO DEL SIGLO XVII (III)
14. 1 AMBROSIO SPÍNOLA
DORIA (1569-1630)
Banquero genovés al
servicio del rey Católico de España
Nació en Génova, en una
familia muy rica de banqueros. Desde muy joven toda su ambición era
llegar ser un gran capitán y ofrecer sus servicios a
los reyes de España.
Ambrosio de Spínola Doria,
Grande de España
Ambrosio Spínola Doria era
hijo de una ilustre y rica familia de banqueros genoveses. Desde muy
joven eligió la carrera militar y su sueño fue siempre llegar a ser
un capitán renombrado al servicio del rey de España. Siguiendo el
ejemplo de su hermano mayor Federico, que servía en los tercios de
Flandes desde hacía muchos años, determinó luchar junto a él.
Dueño de una gran fortuna personal llegó a adelantar su dinero en
el pago de las cuantiosas deudas que la Monarquía española contraía
con sus ejércitos, dinero que nunca le fue restituido, muriendo en
la pobreza y desilusionado.
Desde su juventud, todo su
afán era ejercitarse en las armas y especializarse en el arte de la
guerra, por entonces muy de moda en la Italia renacentista. Leía
toda clase de libros sobre ejércitos, guerras y batallas; estudiaba
las distintas tácticas militares, particularmente en los asedios y
se aplicaba al estudio y desarrollo de las grandes batallas campales
de los tiempos pasados y presentes.
Presentado finalmente al rey
Felipe III por mediación de su hermano Federico, distinguido capitán
en los tercios de Flandes, obtuvo del rey el permiso para poder
reclutar soldados, pagándoles con su propio dinero. Llegó a juntar
un pequeño ejército de 9.000 hombres, al frente de los cuales, se
unió a los tercios españoles.
El Consejo de Guerra informó
al rey acerca de su persona, que, “aunque
carece de experiencia, tiene crédito y caudal para atender los
gastos, y siendo la primera empresa que lleva, pondrá el mayor
interés y cuidado”.
Felipe III, le dio su
confianza y le envió a Flandes para combatir a las órdenes del
Archiduque Alberto, en el asedio de Ostende, ciudad fuerte que se
había sublevado en 1601 en la Provincia Belga de Flandes
Occidental.
LOS GRANDES ASEDIOS DEL
XVII
SITIO DE OSTENDE
Ostende está situada a
orillas del Mar del Norte, en la desembocadura del río Hiperlea. Por
esta localización su conquista se presentaba muy difícil y la
ciudad era consideraba plaza inexpugnable, pues en las mareas altas,
el mar llegaba hasta las mismas murallas y permitía el
avituallamiento y socorro de la plaza desde barcos amigos, holandeses
generalmente, que dominaban el mar y la desembocadura del río.
Plano de la plaza fuerte de
Ostende. Esta ciudad y puerto de mar era clave en la defensa de
Flandes frente a los frecuentes ataques de franceses o ingleses.
Situada en la desembocadura del río Hiperlea, la cercanía de sus
murallas al mar y al río dificultaba grandemente su conquista.
La ciudad-fortaleza sitiada
contaba para su defensa interior con unos 8.000 soldados. El cerco
se pensó desde el principio que sería muy largo y duro. Para mayor
dificultad, las aguas del río convertían los alrededores del
recinto amurallado en una laguna inundable, pantanosa y encharcada.
Además los tercios que la cercaban no dominaban el mar a falta de
una escuadra poderosa.
En uno de los ataques, los
sitiados abrieron las esclusas e inundaron los fosos, causando la
muerte a cerca de 2.000 tercios que perecieron ahogados.
Estas y otras grandes
dificultades quedan subrayadas en este juicio del historiador
norteamericano John Lothrop Motley: “
Ningún general, cabo, artillero, barbero-cirujano o ingeniero puede
afirmar que conoce su oficio si no ha luchado en Ostende; que allí
se dieron cita guerreros de todas las jerarquías, desde hombres de
sangre noble o real hasta aventureros de la más baja estofa sin más
fortuna que la que llevan consigo.”
El cerco, a las órdenes del
archiduque Alberto comenzó el 5 de junio de 1601. El ejército
español, añadiendo los mercenarios contratados directamente desde
Bruselas, llegaba a los 20.000 hombres.
Pasados dos años sin que la
ciudad se rindiera, en agosto de 1603 se produjo el cambio de Maestre
de campo en el sitio de Ostende. Fue cesado Alberto de Austria,
esposo de la Gobernadora de Flandes, Isabel Clara Eugenia y en su
lugar se nombró como nuevo Maestre de campo al Marqués de Spínola
quien tomó el mando del asedio el 17 de junio de 1603.
El nombramiento de Ambrosio
de Spínola Doria como Maestre de campo General supuso una gran
novedad, pues la norma hasta entonces seguida era conceder ese puesto
solo a quienes fueran de nacionalidad española, por ser un puesto de
la máxima responsabilidad y confianza del rey. Solo se repitió un
nombramiento semejante en los casos de Alejandro Farnesio y del
archiduque Filiberto de Saboya, ambos italianos como Spínola.
Spínola, al hacerse cargo del
asedio, con su propio dinero familiar, reclutó dos tercios más
entre los soldados españoles e italianos más experimentados y mejor
dotados.
Modificó las defensas
propias, emplazó piezas de artillería sobre altas plataformas de
tierra compactada hasta alcanzar la altura de las murallas enemigas,
experimentó diversas técnicas nuevas, no todas con éxito, pero
sobre todo, consiguió hacer frente a las amenazas y embestidas de
Mauricio de Nassau, que ataba, a su vez, desde fuera el anillo de los
tercios sitiadores con un ejército de 25.000 hombres.
En todas las cancillerías
europeas se seguía con pasión la marcha del asedio de Breda; se
observaban con curiosidad sus nuevas obras de ingeniería del
campamento español y se anotaban las nuevas ideas y tácticas de
Spínola, así como sus maniobras, defensas y ataques.
En diciembre de ese mismo año
de 1603, los hombres defensores de la ciudad habían sido reducidos a
unos 3.000 de los 8.000 con que inicialmente contaban. Según señalan
las estadísticas del asedio, las 50 piezas de artillería con que
contaba Spínola, habían disparado sobre sus murallas y casco
urbano, unas 163.000 balas.
Finalmente, después de
algunas dudas para continuar o levantar el asedio, de algunas
pérdidas sensibles e incluso de algún motín por impago a los
tercios, la perseverancia de Spínola y su decisión clarividente por
conquistar la ciudad, dieron su fruto: el 20 de septiembre de 1604,
cuando se preparaba ya el asalto final a sus murallas, los sitiados
se rindieron: las vidas de los 3.000 supervivientes fueron respetadas
y se les permitió abandonar libremente la ciudad.
El sitio fue muy duro y ambos
bandos habían perdido decenas de millares de hombres.
SITIO DE BREDA
Ambrosio Spínola, con el
cerco y conquista de Ostende, había conseguido un gran renombre y
prestigio en los ambientes políticos y militares de Europa. Al mismo
tiempo, por su conocimiento y estrategia así como por su admirable
generosidad en el trato y mantenimiento de las tropas, se había
ganado la entera confianza de Felipe III y más tarde de su sucesor,
Felipe IV.
Con ocasión de un viaje de
Spínola entre Flandes y la corte de Valladolid, donde le esperaba el
rey español, el propio cardenal Richelieu, primer ministro francés,
le rogó que pasara por la plaza francesa de Calais, recientemente
fortificada con nuevos criterios para que inspeccionara las obras que
se habían llevado a cabo en sus defensas y le transmitiera su
parecer y juicio sobre los posibles fallos que encontrara.
En 1611, fue recibido en la
corte de Felipe III con grandes agasajos y alabanzas. Recibió los
títulos de Grande de España, (1611); duque de Sexto, Caballero de
la Orden el Toisón de oro, caballero de la orden de Santiago y
Capitán General del ejército de Flandes.
En 1618 estalló en Europa la
guerra de los Treinta Años, entre católicos y protestantes,
(1618-1648).
En 1621, moría el rey Felipe
III a quien sucedió su hijo Felipe IV.
En agosto de 1624, durante la
guerra de Treinta Años, Spínola fue enviado de nuevo a Flandes
para dirigir los Tercios. Ese mismo año empezó el asedio de la
importante ciudad de Breda en los Países Bajos.
Plano de la ciudad
fortificada de Breda en los Países Bajos y de sus defensas
modernizadas. La ciudad era feudo protestante al que en 1624 pusieron
sitio los Tercios españoles al mando de Ambrosio de Spínola,
durante las guerras de religión de los Treinta Años. (1618-1648)
La guarnición de la ciudad
estaba al mando de Justin de Nassau, hermano de Maurice Nassau, jefe
supremo del bando protestante. Su guarnición inicial estaba
compuesta por 14.000 soldados.
Spínola, especializado ya en
asedios por su experiencia de Ostende, ordenó rodearla rápidamente
con contrafuertes, barricadas, empalizadas y trincheras que daban
refugio a sus tercios y le permitían ir estrechando el cerco y
acercándose a la ciudad a cubierto de grandes peligros.
Grabado que representa el
sitio de la ciudad de Breda por los tercios españoles en 1624.
Las bajas que sufren ambos
bandos durante el asedio, nos dan cuenta de cómo los ejércitos
iban ganando en potencia de tiro y en muertes : unas 10.000 entre los
sitiados y 3.500 entre los sitiadores.
El asedio de la ciudad había
empezado en agosto de 1624. 11 meses más tarde, la ciudad se rindió
en julio de 1625.
"La rendición de Breda”, cuadro pintado por Diego Velázquez en 1635.
Este episodio de la Guerra de los Treinta Años, quedó suficientemente publicitado para las futuras generaciones por el cuadro que pintó Diego Velázquez diez años más tarde, en 1635.
Velázquez lo pintó por orden del rey Felipe IV, que quería colocar esta pintura en el Salón del Buen Retiro. Nos muestra a Spínola, el vencedor, recibiendo inclinado y con suma cortesía, a Justin de Nassau, su enemigo protestante, quien a su vez, inclinado también respetuosamente reconociendo su derrota, pone en manos del vencedor las llaves de la ciudad de Breda.
Las lanzas nos dejan entrever en la lejanía el paisaje humeante de la ciudad en llamas, recién conquistada. Los caballos enriquecen la escena a la que añaden una nota de normalidad, nobleza y señorío.
El cuadro, en su conjunto, nos habla de grandes valores morales y sociales y alcanza una belleza plástica y pictórica muy difícil de superar.
Continuará
JOSÉ MANUEL GUTIÉRREZ
BRAVO
Maestro Nacional. Doctor en
Historia
Fundador y exdirector de la Universidad Laboral de Toledo
Villanueva de la Peña, 20 de marzo de 2018.
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